Por: Darío Valle Risoto
Probablemente casarse sea una buena idea si no quieres estar solo o sola, además tiene el agregado del sexo prácticamente gratis, bueno, desde luego que puede ser confuso el tema de la transacción si es puramente económica o incluye la presión sicológica.
Vienen luego los niños, pero esa es una plaga posterior, de todas formas uno no se casa con una persona, no se empareja con una persona, no se junta con una persona, sino con un paquete que incluye una vida entera diferente, ajena y a veces demasiado extraña.
Pero el amor todo lo puede, si claro, he intentado cortar leña con amor y mejor me resultó un hacha, si eso es lo que los románticos se refieren, tampoco me sirvió de mucho el amor cuando le hablé a sus padres de ir a vivir juntos y me salieron con toda la cosa de la decencia y los ojos de dios. Lo que decía: Uno se casa con un paquete: Judío, cristiano, budista, musulmán o filatelista pero paquete al fin y hay que soportar muchas tonterías.
Me dio escalofríos la palabra “virginidad” y compitió en mi estómago con la otra… “Pureza” y tuve que buscar una excusa para ir a la cocina y mirar el almanaque temiendo que estuviéramos en 1709 y no en el dos mil nueve.
Mi sonrisa falsa como una moneda de plástico, fue superada con el rostro serio de un tipo “Bien”, un futuro esposo y padre de sus hijos, y ella callada sentada a la mesa tomando despacito su chocolate con leche mientras la madre me dice que soy su segundo novio formal.
¡Pero si la conocí en un concierto de Heavy Metal y ese mismo día me hizo sexo oral detrás del cartel de Pepsi!
Me preguntan si voy a la iglesia y me tuve que meter en un viejo recuerdo de allá por los años sesenta meando adentro de la fuente del agua bendita, mientras mis primos vigilaban para que no nos pesquen, también recuerdo al padre Honorato del colegio del sagrado corazón, un viejo más puto que un travesti de las Vegas. Nos tocaba el pito a todos hasta que le patee las bolas y parece que no está comprendido entre los castigos divinos porque me echaron del colegio.
Uno se casa por amor, deseo, calentura, aburrimiento, para entrar definitivamente en la población de zombies sociales, etc. Amanda lindita toma su chocolate y me acaricia una pierna debajo de la mesa mientras la madre me trae fotos de su propio casamiento en la tercera luna de saturno con un viejo pelotudo y alcohólico que supo ser policía.
Gente imbécil sonriendo alrededor de una mesa y todo color sepia mientras se-pianta mi cordura y me pregunto por millonésima vez: ¿Qué hago acá?, ¿En que me estoy metiendo?
Planes de boda, aparte de comprar zapatos, elegir toallitas femeninas con diferentes cualidades, las mujeres alucinan con los planes del casamiento como si estuvieran flipando luego de chuparse un caramelo de acido lisérgico. Las amigas, todas putas, locas o esquizofrénicas, lo bueno es que un mes antes de casarnos tres de ellas me propusieron salir, dos me besaron muy cerca de la boca y su prima Laura me convidó a escaparnos al Brasil. ¿No eran amigas?
Entonces sobreviene la terrible sensación de querer escaparnos pero todos los lazos sociales están echados, la gente invitada, endeudado hasta el dos mi cincuenta, el viaje de luna de miel, la vieja que llora porque se le casa la nena y yo que quiero explicarle que la nena detrás de un cartel de Pepsi cuando tocaba Rey Toro me…
Gente nueva, se me entreveran los familiares, amigos, cosos, primas, excompañeros de trabajo, las nuevas colegas de la sociedad médica, enfermeras y putazas como dios manda, algunas son también cristianas lo que quiere decir más putas todavía pero de buen carácter.
Y llegan las conversaciones prematrimoniales con un cura que creo que es más virgen que la madre teresa a los nueve. Tan bobito no es porque a los treinta segundos se dio cuenta que soy menos cristiano que Bin Laden y que me quiero escapar de toda esa mierda.
Así que uno se casa para tener una mujer a tiro todos los días, para afianzarse definitivamente en la sociedad en que vive, para ser tomado en serio, para institucionalizar la conservación de la especie y porque dios lo ve bien. ¿No es soltero?
Amanda que ahora no quiere ni que le toque una teta, anda simulando una condición prematrimonial de pureza que no engaña a nadie y menos a mí así que de noche me le metí por la ventana al cuarto, lástima que llegué un poco tarde.
Lo que más la enojó no fue que le corte el coito con su primo Luís sino mi cara de alivio cuando le dije que no me iba a casar y que se vayan todos a la misma mierda, dios incluido.
FIN
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