Thursday, February 9, 2012

Luis Alberto Spinetta

Luís Alberto Spinetta
Por: Darío Valle Risoto

Ayer por la tarde me embargó una profunda tristeza al enterarme de la muerte de Luís Alberto Spinetta, músico que reconozco nunca haber agotado en su magnitud pese a que soy un gran admirador de su obra y es quizás porque su grandeza sobrepasa mi capacidad de comprensión.

Y debo remontarme a las primeras veces que fui a la casa de mi recordado amigo Juan Torradeflo y me hace escuchar: Pescado Rabioso y me cuenta con orgullo que fue a ver al flaco y al salir del teatro se van a un Bar y se lo encuentran con algunos de sus músicos y el tipo los saluda con gran humildad y cruzan algunas palabras.

Y luego Juan compró el último disco de Jade, una banda con fuertes notas de Jazz Rock de Spinetta y allí me quiero detener porque es indudable que de la gran trilogía musical Argentina: Charlie-Spinetta-Pappo, el flaco se desprende en su búsqueda incesante de la perfección en cada trabajo hasta grados insuperables.

Otra de las características únicas de Luís fue que en todo el universo musical de su país y saltando cualquier tendencia musical obtuvo y se ganó el respeto de sus colegas y del público: Luís Alberto Spinetta estuvo más allá y por encima de modas, estéticas y tendencias musicales porque fue un verdadero artista en la absoluta extensión del término.

Así que se fue un hombre delgado llamado: Luis Alberto Spinetta pero nos dejó el inabarcable don de poder disfrutar de un legado inmortal e invaluable en toda su música: A escucharlo sin parar que eso si es cultura.

A estos hombres tristes
Luis Alberto Spinetta


Salva tu piel,
la ciudad te llevó el verano,
ponte color,
que al morir los hombres son blancos,
más blancos.

Que al volar sin volver,
sin volver,
que que al volar sin volver

Tu tienes pies y tienes manos,
pero no se ven.
Si tus pies hoy nacieron viento,
déjalos correr.
y si tus manos con las plantas,
déjalas crecer.

Vive de azul,
porque azul no tienes domingos.
Ríete al fin,
que llorar trae tanto frío,
más frío.

Que olvidar como ver,
que olvidar como ver.

Una vez ví que no cantabas,
y no se porque.
Si tienes voz tienes palabras,
déjalas caer,
cayéndote suena tu vida,
aunque no lo creas.

Cuanta ciudad, cuanta sed,
y tú un hombre solo

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