Monday, February 8, 2010

No Ronques más mi Amor

No ronques más mi amor
Por: Darío Valle Risoto
Dedicado a Julia Padula

Se escucha como una orquesta sinfónica donde todos los músicos se llevan mal y el director maneja un taladro de esos que horadan el asfalto. La orquesta, si la orquesta cambia de tono abruptamente, pasa de moderatto a Molto cargoso de un momento a otro y me desvela, mis ojos se cubren de relámpagos rojos y comienzo a pensar en taparla con mi almohada.
De pronto un sorpresivo silencio, un débil silbido denota que no ha muerto, por si acaso le apoyo una mano sobre el pecho y siento su corazón, ¿Me dejará dormir ahora?
Tose y vuelve, sus ronquidos vuelven con denodado ímpetu, al fondo de la orquesta suena una tuba y yo me siento en la cama con los cabellos revueltos. ¿Por qué a mí?
Miro el reloj, tres y media de la mañana, me queda un tiempo para huir al living y tal vez ir al trabajo sin dormirme parado en el colectivo lleno. Los ronquidos vuelven a tener esa pausa que parece detenerse para que la orquesta viaje de su garganta a sus pulmones a recargar sus instrumentos, de pronto exhala una especie de grito de guerra y vuelve a roncar como si se hubiera tragado una tribu de osos Grizzlis.
Es chica, un poco rellenita pero no muy alta, pero ronca como si fuera un marinero ruso de dos metros de altura y ciento cincuenta quilos de peso. ¿Y si se la vendo a un laboratorio? ¿Será una mutante?
Intento dormirme mirando a la pared pero el viento de sus ronquidos penetra a ni oreja desde atrás y recorre mis tímpanos, de nuevo la orquesta que se lleva mal, los violines rechinan y el encargado de la percusión acaba de asesinar al que toca el triángulo. Una pérdida terrible.
Sin embargo Julia duerme, ronca como un dragón chino enfermo de la garganta pero duerme, a veces balbucea algo que no comprendo y vuelve a reiniciarse ese ruido a motosierra mientras mis nervios se destrozan como un enorme cristal atravesado por un rinoceronte rabioso.
Se da vuelta, patea las frazadas y me da la espalda, me vuelvo a sentar en la cama.
__ ¡Julia!, ¡Julia!
__ ¿MMMmmm?
__ ¡Estás roncando carajo!
__ MMMmmm
__ ¡Juliaaaaaaaaaa!
__ ¿Qué?
__ Estás roncando que parece que te vas a morir y yo mañana tengo que ir a…
__ Bueno, ¿Qué querés que haga?
__ Que no ronques.
Se da vuelta y por un momento un maravilloso silencio recorre la habitación, hasta la gata a nuestros pies parece que los disfruta aunque nunca sabré como hace para dormir en medio de ese ruido.
Cuatro de la mañana, sobreviene una especie de carraspera y vuelven los ronquidos como si la orquesta se hubiera ido a tomar un descanso y tal vez hayan enrolado otro grupo de músicos desequilibrados y siniestros.
¿Qué excusa inventaré para no ir a trabajar?, No puedo ir dormido, es imposible.
Dicen que en España operan a los que roncan y no vuelven a hacerlo nunca más.
__Ahhh, la tecnología médica de la madre patria.
__ ¿Señor?
__ Quiero que operen a mi pareja porque ronca como si se hubiera cenado una bomba de diez kilotones que no se bien lo que es, pero me rompe bastante los cojones toda la noche.
__ No te preocupes chaval, quedará como nueva, hala.
__ Una duda ¿Cómo se llama la intervención para que no vuelva a roncar jamás?
__ Decapitación.
__ ¡Genial!
Vuelvo a casa con la cabeza de Julia en mi mochila, la saco, busco una parte de la casa donde quede vistosa y me voy a dormir… al rato vuelve a roncar igual.
Cuatro y media de la mañana, maldiciendo por lo bajo junto mi almohada y una frazada y bajo al living, hace frío y yo descalzo, lo que falta es que encima me de un ataque de asma. Wendy mi gata me sigue y se sube a una silla, me mira con sus enigmáticos ojos amarillos.
__ ¿A vos también te molesta que ronque?
Se lame una pata y se la pasa por la cabeza, me acomodo en el sofá sin abrirlo para no hacer ruido, como si a esta altura importara. Se me cae la almohada y manoteo el piso sin mirar buscándola, Wendy se cree que juego y me araña la mano.
__ ¡La puta que te… ¡
Subo la almohada, antes de apagar la luz miro al maldito reloj, las cinco y cuarto de la madrugada. Cierro los ojos y cuento estudiantes japonesas de polleritas escocesas para dormirme, nunca me dio mucho resultado pero son mejores que las ovejas.
Silencio en la noche, el mundo está en calma, el músculo duerme y la orquesta se desata… ¡Me recago en dioooooooosssss!
Vuelve a bajar por la escalera ese interminable cambio de tonos, modulaciones y ronquidos bestiales, gritos de la selva negra y desfile de máquinas de la construcción que esconde la garganta de Julia y esta gata de mierda que ni se preocupa. La escucho desde el living en la planta baja, parece que es peor porque hay cierto eco que reverbera en la cocina produciendo el efecto contrario a mis deseos de dormir en paz.
__ ¿Estará poseída?
__ ¡En el nombre de dios, el espíritu santo y el último hijo de Kriptón, sal de allí hijo de Satán!
__ Padre, ¿No le parece demasiado?
__ ¿Quieres que deje de roncar hijo?
__ Por supuesto, ya la habían operado en España pero fue inútil le tuve que pegar la cabeza con cascola de nuevo.
__ Entonces no me rompas los huevos y déjame seguir…
__ Perdone su santidad.
__ ¡En el nombre de nuestro señor Jesucristo y de María magdalena que follaba con todos los apóstoles y algunos romanos también!
¿Dónde conseguí este cura? ¡Maldito Mercado Libre!
Sigue roncando y este sacerdote puto me llena la cama de agua bendita con olor a aguardiente, me parece que está borracho.
Cinco y media de la mañana y me había dormido, unos hermosos y pesadillescos quince minutos, a eso de las seis, cuando parece que la luz del día, se aplacaron los ronquidos de mi amada pareja y suena el despertador.
El mundo me odia y si ronca una noche más la voy a tirar por la ventana.
Pero igual la quiero.

Fin

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